Cómo dejar de mendigar cariño (a quien no te merece)
Puedes tener las ideas claras sobre vínculos, saber que no todo el mundo merece tu energía, incluso entender qué es un límite… pero si no lo pones en práctica, todo eso no vale ni para envolver bocadillos.
Este artículo es justo para eso: pasar de la teoría a la acción.
Una guía práctica para revisar las relaciones que tienes, decidir con quién quieres seguir compartiendo tu vida
(y cómo dejar de ponerte el disfraz de “todo bien” cuando por dentro te estás desangrando emocionalmente)
1. Haz el escáner relacional
Antes de poner límites o cortar vínculos, hay que saber qué relaciones tienes entre manos. Así que el primer paso es observar.
Ejercicio 1: Mapa de vínculos
Haz una lista de las personas con las que más contacto tienes en tu día a día o semana: familia, amistades, pareja, compañeros de trabajo, etc.
Al lado de cada nombre, responde a estas tres preguntas:
¿Cómo me siento después de pasar tiempo con esta persona?
¿Siento que puedo ser yo sin miedo?
¿Esta relación me aporta o me drena?
No te autocensures.
No se trata de juzgar a nadie.
Se trata de ver cómo te afecta.
A veces, quien más te agota es alguien “de toda la vida”. Y toca asumirlo.
2. Reconoce las relaciones que ya no te hacen bien
No todas las relaciones son para siempre. Algunas cumplían su función y ya no. Otras directamente nunca fueron sanas.
Lo importante es dejar de mantenerlas por inercia o por miedo.
Ejercicio 2: ¿Por qué sigo ahí?
Piensa en una relación que te genera malestar (una amistad, una pareja, un familiar). Responde por escrito:
¿Qué me está dando esta relación ahora mismo?
¿Qué partes de mí tengo que esconder o forzar para mantenerla?
¿Qué miedo tengo si me alejo o pongo límites?
¿Qué pasaría si esa persona desapareciera mañana?
Este ejercicio no es para cortar de golpe con todo el mundo. Es para dejar de autoengañarte.
A veces seguimos en relaciones porque creemos que no tenemos otra opción.
Pero siempre hay opciones.