Llevamos seis lecciones hablando de pensamientos.
De cómo se forman, cómo se distorsionan, cómo te hablan, cómo desmontarlos y cómo reformularlos.
Todo eso está genial.
Pero hay un momento clave, inevitable, esencial… en el que hay que mover el culo.
Porque por mucho que le des vueltas a la cabeza, si no actúas, no hay cambio real.
Pensar diferente es importante, sí.
Pero hacer es lo que remueve de verdad.
Lo que le da a tu cerebro nueva información para reorganizarse.
Y esto no es una metáfora: está demostrado científicamente que la conducta modifica el estado de ánimo, reduce la ansiedad, y mejora la autopercepción.
Así que hoy vamos a hablar de eso: de la acción como antídoto, no como premio.